¿Qué pensamos?

El colectivo está formado por un grupo de individualidades conscientes de que si el mundo en el que vivimos sigue este camino, lo único que nos depara el futuro es un paisaje de destrucción y angustia. La crisis de la que tanto se habla es, bajo nuestro punto de vista, el reflejo de otra mucho peor: una crisis de valores.
 
 
El sistema neo-liberal nos enseña que somos lo que somos dependiendo de las posesiones materiales que vamos adquiriendo, sumergiéndonos cada vez más en el individualismo y la necesidad de competir para poder vivir dignamente. El capital no entiende de valores ni de sentimientos, su único propósito es la producción, el consumo y beneficios. Muchos beneficios.
Una producción desproporcionada basada en el trabajo inhumano de esclavos sumisos y obedientes.
Un consumo innecesario de productos creados para mantener entretenidas las mentes de los mismos esclavos.
Y unos beneficios que son el día a día de unos pocos y el «quizá» de la mayoría.
 
Pero la falacia principal que nos proclama el descabellado sistema capitalista es: «
siempre ha sido así y no podéis hacer nada para cambiarlo».
Éste es el panorama que nos ha instigado a dejar de ser sumisos y a arrancarnos los grilletes de las manos. Este cúmulo de sentimientos opresivos que ejerce el sistema capitalista actual, ha sido el camino que nos ha llevado a un punto en el cual ya no podemos quedarnos parados ante este escenario falto de justicia y ética. La explotación diaria que padecemos por parte de unos señores, que no hacen más que parasitar y engordar sus cuentas bancarias ,no puede durar eternamente. Por eso es hora de decir:

¡BASTA!

Ya está bien de aprovecharse siempre del más débil. Ya está bien de esta ansia de poder.
No podemos consentir que el 80% de la riqueza mundial resida en el 20% de la población.
No podemos consentir que gente muera de frío y hambre, y que al mismo tiempo se especulen con cantidades ingentes de dinero ficticio. Simplemente reivindicamos el derecho a una vivienda digna, libre de impuestos e hipotecas.
Un trabajo saludable, equitativo y auto-gestionado para garantizar el bienestar desde el primero hasta el último trabajador.
Una producción sostenible basada en el consumo necesario de los productos, y que esa producción sea accesible hasta en el último ápice de civilización.
 
Y todo esto bajo el marco del respeto a nuestro entorno y a los recursos que nos ofrece el planeta.
En pocas palabras, deseamos un modelo basado en la solidaridad, en la justicia, en la igualdad y el bienestar real y sostenible de la sociedad.